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sábado, 25 de abril de 2015

EL ESCULTOR, UN COMIC DE SCOTT MC CLOUD QUE NOS TRAE PLANETA

Scott McCloud es probablemente una de las personas que más y mejor entienden el medio. Su trilogía teórica: Entender el cómic, Reinventar el cómic y Hacer cómics son manuales imprescindibles para todos los aficionados que quieran conocer todos los entresijos y detalles de este mundillo, pero más allá de estas obras no se ha prodigado demasiado, por lo que no sabíamos si todos sus conocimientos eran meramente teóricos o también era capaz de ponerlos en práctica...

Hasta este Escultor, McCloud sólo había realizado en los 80 la obra de ficción Zot!, un cómic de aventuras alegre que rompía con la oscuridad y violencia que predominaba en la época.



David Smith está dispuesto a morir por su obra...literalmente. Gracias a un trato con la Muerte, este joven escultor consigue cumplir su gran deseo de la infancia: ser capaz de esculpir, únicamente con las manos, cualquier cosa que imagine. Pero ahora, con solo 200 días de vida por delante, decidir qué crear le está resultando más difícil de lo que pensaba. Y encontrar a su alma gemela en el último momento no va a hacerlo más sencillo.

Nos encontramos ante una historia que trata sobre qué estaríamos dispuestos a hacer por nuestra obra así como por cumplir nuestras aspiraciones. McCloud toca varios géneros en este auténtico tour de force de casi 500 páginas: desde el drama hasta el género súper heroico, pasando por el género romántico.


El Escultor, en primer lugar, trata sobre la obsesión del artista porque su trabajo sea reconocido, y es por ello que nuestro protagonista realiza este pacto fáustico. A partir de ahí, la historia da un giro y comienza a profundizar sobre la fama y la muerte. Jorge Manrique en Coplas a la muerte de su padre nos decía que hay tres tipos de vidas: la terrenal, que es la que va unida a nuestro cuerpo físico; la eterna, que es la relacionada con nuestra alma inmortal; y por último la de la fama, que iría entre medias de una y otra, consiste en vivir en el recuerdo de los demás hasta el último que te recuerde. Es en este último tipo de vida donde entra en juego las dotes artísticas, ya que cuanto mejor artista seas, tu trabajo tendrá más relevancia y serás conocido y recordado por más personas, por lo que vivirás mucho más. McCloud juega con esta idea de la muerte y la fama y la desarrolla a lo largo de la historia de David hasta llegar a una conclusión final que realmente llega a emocionar. Sin embargo, justo al hacer el pacto con la muerte y poner 200 días como fecha de caducidad a su vida aparece Meg, que supone un soplo de aire fresco en la vida de David y un cambio en su concepción de la vida.


McCloud demuestra ser una gran narrador, acelerando la trama cuando es necesario y pausándola cuando lo requiere, creando una montaña rusa donde el lector no le queda más remedio que disfrutar del viaje hasta llegar a un final sublime y emocionante, sirviendo como broche de oro para un cómic redondo. Desde mi punto de vista, Scott borda todos los momentos y todos los niveles que toca: Por un lado, creo que es una de las mejores historias de amor que he leído; por otro, los temas de la muerte y la creación artística están muy bien tratados, así como los momentos de acción donde David pone a prueba todos sus poderes. A nivel gráfico McCloud pone en práctica todos sus conocimientos teóricos, eligiendo en cada momento el mejor encuadre y la mejor composición de página. Por lo tanto, no soy capaz de ponerle ningún pero al tebeo, que algunos achacarán de lento en ocasiones, pero creo que esa pausa en la narración es necesaria, tanto para su protagonista como para los lectores.

En definitiva, McCloud consigue con este Escultor lo que pretende su protagonista: alcanzar la excelencia como artista. Nos encontramos sin lugar a dudas ante una de las obras del año y de las lecturas más gratificantes. Las expectativas que tenía eran altas solo con ver la portada (guiño, guiño), pero la verdad es que han sido cumplidas, por lo que no me queda otra que recomendarla, pese al excesivo precio de la edición de Planeta.

Filisk.