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miércoles, 11 de marzo de 2015

LAS AVENTURAS DE SPIROU Y FANTASIO. DIARIO DE UN INGENUO, UN COMIC DE EMILE BRAVO

Aprovechando que Dibbuks ha comenzado a publicar las aventuras de este peculiar personaje que forma parte destacada de los tebeos franco-belgas, reseñamos uno de los álbumes más recordados y alabados de toda su larga trayectoria: Diario de un ingenuo.



Spirou nació en 1938 de mano de Rob-Vel para el lanzamiento de la revista Journal de Spirou. En principio, el personaje era un botones del Hotel Moustique, de ahí su uniforme que conserva en todas sus aventuras, aunque su profesión de origen no se ha mencionado en bastantes años. Este personaje ya no pertenece a su autor ya que la editorial Ediciones Dupuis lo compró en 1943, por lo que eso explica la gran cantidad de autores que han usado a este botones. Spirou siempre va acompañado de su mascota Spip, una ardilla muda en la que, en ocasiones, los guionistas nos transcriben sus peculiares pensamientos; y por Fantasio, que fue creado posteriormente por Jijé para añadir un toque más humorístico a la saga.

Durante todos estos años nos han ido llegando historias sobre este personaje más o menos interesantes, pero no fue hasta el año 2008 cuando alguien escribió un origen del personaje, así como el primer encuentro entre Spirou y Fantasio.



Émile Bravo (Una asombrosa aventura de Jules) nos sitúa en Bruselas en pleno 1939 y a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial. Spirou es un jovencito orgulloso de ser belga que trabaja como botones en un hotel de buena fama, lo que conlleva que se alojen en él variopintas celebridades, como un boxeador y su famosa pareja o varios políticos que intentan llegar a un acuerdo que libre a sus países de un conflicto irremediable. En medio de toda esta situación, Spirou se enamorará de otra trabajadora del hotel de nacionalidad polaca, la cual le enseñará unas cuantas lecciones sobre el espíritu de las personas y las nacionalidades. Por si todo esto fuera poco, nuestro protagonista tendrá que buscar más de una vez a su mascota Spip a lo largo y ancho del hotel e intentar que Fantasio, un papparizzi en busca de cotilleos, no se cuele en él.

Los ingredientes están servidos y se mueven a lo largo de una historia ágil, melancólica, divertida y con un final a la altura de la función, creando un todo difícilmente superable.


En cuanto al dibujo, Bravo utiliza un trazo clásico y limpio que dota a la obra de ese espíritu de aventuras de toda la vida y a la vez le da un aire nostálgico que le sienta de maravilla dada la situación histórica en la que se desarrolla.

Cabe mencionar también que Spirou siempre ha sido comparado con su compatriota Tintín, hecho que conoce muy bien el autor de esta obra y lo utiliza para realizar varias bromas autoconscientes que despertarán más de una sonrisa cómplice por parte del lector.

En definitiva, este Diario de un ingenuo es un tebeo redondo y probablemente una de las mejores puertas de entrada al universo de Spirou. Creo que la edición de Planeta es fácil de conseguir, por lo que si la veis por ahí no dudéis ni un instante en llevaros esta pequeña joya a un lugar destacado de vuestra estantería y, si no, esperaos porque Dibbuks la reeditará tarde o temprano, tal y como dijeron.
 

Filisk.