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lunes, 23 de marzo de 2015

ENTREVISTA A AGUSTIN FERRER CASAS, AUTOR DE CAZADOR DE SONRISAS Y PRIMER ADALID DE GRAFITO EDITORIAL

A pesar de que Agustín Ferrer lleva ya bastantes años dedicándose a este difícil mundo del noveno arte, ha sido con Cazador de sonrisas, primera publicación de la editorial Grafito, con la que ha llegado a la mayoría del público.

Para conocer un poco más al autor, además de a su obra (reseñada AQUÍ), le propusimos realizar una pequeña entrevista, en la que repasaríamos desde sus inicios hasta sus futuros proyectos, pero vamos, no queremos enrollarnos más, así que aquí tenéis al genial Agustín Ferrer.



1. Has trabajado como arquitecto y como docente en la Universidad de Navarra pero ¿Cómo fueron tus inicios en el noveno arte y cuando te diste cuenta que querías dedicarte plenamente a ello?

El comienzo fue totalmente casual. Durante la carrera, en una asignatura llamada Estética se planteaba un trabajo que incluía la recopilación de diapositivas y una especie de ensayo sobre un tema a elegir. Hablo del año 93. En ese momento vi por casualidad una serie de documentales de EITB, la cadena de radio y televisión pública del País Vasco, titulada “Grandes maestros del cómic”. Aparecían, o por lo menos yo llegué a ver, Moebius, Enki Bilal, Howard Chaykind, Charles Schulz, Miguelanxo Prado, Mattias Schultheiss, Alan Moore, Alberto Breccia, Tanino Liberatore, François Schuiten... Vamos, canelita en rama. Pero en aquella época yo no leía tebeos y mucho menos los dibujaba. Sólo había picoteado en los clásicos de la BD francobelga y sabía dibujar más o menos decentemente. Así que la serie documental me causó una impresión muy positiva y decidí grabar en video algunos de los episodios. Con ellos pensé en hacer ese trabajo de estética sobre el Noveno Arte. Después de esa incursión teórica tuve la oportunidad de participar en un concurso de cómic convocado por un ayuntamiento a escasos 30 metros de mi casa. Más que nada por probar a ver qué salía. Y sonó la flauta ganando el primer premio. Y como seguí concursando en otros certámenes y seguí ganándolos pensé que aquello era una buena manera de pasar el tiempo y de ganar un dinerillo tonto.

De esta forma transcurrieron casi veinte años en los que compaginé estudios y posteriores trabajos con esta afición hasta que me llegó la crisis de los cuarenta y se me fue la pinza pero de qué manera. Y decidí dejar el trabajo en el que llevaba más de 13 años para dedicarme profesionalmente al mundo del tebeo. También ayudó el Plan Bolonia, que me dio la patada en el plano docente, para que aquello fuese un camino sin retorno. Y en eso estoy.

2. Sabemos que eres un dibujante autodidacta, pero ¿hay algún autor que haya influido en tu estilo?

Aunque el estilo no se parezca, Moebius es mi referente y “El garaje hermético” mi libro de cabecera. Después tengo en un pedestal a Enki Bilal y su “Mujer trampa”, además del “Partida de caza” con Pierre Christin. Y a nivel local siempre me ha gustado el estilo de Miguelanxo Prado y de Das Pastoras (para este último el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona ¡YA!). Quizá el lector vea una influencia clara de Prado en mi estilo, pero creo que se debe únicamente al uso del papel coloreado y los bordes de las viñetas. ¡Qué más quisiera yo que tener la mano de este hombre!



3. ¿Cuál es el proceso por el que una historia pasa de estar en tu cabeza a plasmarse en el papel?

Pues primero tengo que tener una idea feliz sobre algo que me apetezca dibujar y, a partir de ahí, si veo que puedo obtener toda la información suficiente en cuanto a documentación y me veo capaz de hacerlo, hilvano una historia. Concreto la trama, pero de manera muy somera, sin entrar a fondo en los detalles. Y después me dedico a escribir el guión a nivel de diálogos de las escenas, una a una, para dibujarlas también una a una. Así que, cuando acabo de dibujar una escena, que puede tener dos, cuatro, seis u ocho páginas, paso a escribir los diálogos de la siguiente escena. Todo es muy flexible y abierto, por lo que la base de la historia puede ir modificándose. Parece algo un poco anárquico, pero es así como funcioné con “Cazador de sonrisas”. Además no tenía a nadie encima dándome su opinión y hacía lo que me daba la gana, dicho de manera muy fina.

El proceso de cómo dibujar es de lo más normal. Trabajo en formato A4 por pura comodidad (y porque mi escáner es de ese tamaño). Aboceto la página en papel, la calco sobre un papel coloreado (Canson de 160g/m2 gris trianon) pasándolo a limpio y delineándolo con un rotulador calibrado fino. Después uso acuarelas, acrílicas y algún toque de lápiz de color (un “pinta y colorea sin salirte” de manual) y delimito bordes con diferentes rotuladores calibrados. Escaneo, corrijo alguna mancha y pongo bordes, bocadillos y textos. Hace años lo hacía todo a mano, textos incluidos. ¡Qué tiempos aquellos!

4. ¿Tienes alguna manía a la hora de trabajar? Tipo de música, marca de los materiales, hora del día...

¿Manías? Creo que ninguna. Me gusta dibujar con luz natural, así que mi producción durante los meses fríos mengua bastante. Trabajo mientras escucho RNE, nada de música. Necesito tranquilidad para dibujar y por supuesto necesito tener ganas de dibujar. Y sobre todo no me gusta que me miren cuando dibujo. No soy un mono de feria.

Y en cuanto a materiales y esas cosas, supongo que si digo que no me convence trabajar digitalmente lo digo todo.



5. Cazador de sonrisas es la carta de presentación de la editorial Grafito, ¿cómo se lleva esa responsabilidad?

Con los huevos por corbata. Ellos se la jugaban apostando por este título, de un completo desconocido, para inaugurar su sello y salir a competir a la arena editorial. Unos valientes. Y les agradezco de todo corazón la confianza depositada en mi trabajo.

6. Dado que como comentamos Grafito es una editorial nueva ¿cómo llegaste a contactar con ella?

De pura chiripa, como casi siempre pasan las cosas en esta vida. En principio “Cazador de sonrisas” tenía previsto sacarlo por mi cuenta, a través de alguna plataforma de micromecenazgo. Pero dio la casualidad de que se me cruzó por medio la posibilidad de sacar otro título, “Las apasionantes lecturas del Sr. Smith”, por el mismo método con el sello LIBROS.com. Aunque la propuesta tuvo éxito y el libro salió a la calle, la experiencia fue tan agotadora que opté por los cauces clásicos y decidí mandar “Cazador de sonrisas” a las editoriales. Supe a través de un amigo, el guionista Fernando Llor, de la existencia de una editorial nueva que buscaba proyectos. No perdía nada si les mandaba “Cazador de sonrisas”, enterito puesto que lo tenía acabado. Y lo demás es historia.

7. Te has pasado los últimos meses de promoción con tu obra ¿qué tal ha sido la experiencia?

Mi lado agradable dice que ha sido un ejercicio enriquecedor. Se conoce gente muy interesante, tienes trato con el lector, se hacen buenos amigos, ves cómo funcionan cosas que ignorabas incluso que existían... Una maravilla, vamos.

Mi lado arisco dice que es agotador, agobiante, abrasivo, punzante y rojo (esto último no sé por qué lo digo, pero lo pongo porque estoy fatal). Además no soy un entusiasta de las redes sociales en las que parece que hay que estar presente de manera continua. Me gustaría aislarme, inhibirme de estas cosas, pero creo que el tema “promoción” está incluido en el paquete.



8. Por declaraciones tuyas sabemos que trabajas en "analógico" y que prefieres el papel al formato digital, aun así ¿piensas que el mercado irá cediendo y ocurrirá como con los libros electrónicos que están plenamente integrados?

Bueno, los libros electrónicos están perfectamente integrados, pero nadie los compra y menos en un país que entiende que digital es sinónimo de gratis.

En cuanto a trabajar en digital o analógico, supongo que las dos cosas pueden convivir perfectamente. Veo lo que algunos son capaces de hacer con sus pantallas y sus cosas y se me cae la baba. Pero poco más. Yo sigo prefiriendo la imperfección de lo analógico. Soy muy rancio para estos temas. Y no me gusta estar atado a una pantalla y a un ratón o lo que sea, como si estuviese haciendo diálisis.

9. Casi todo el mundo opina que el mercado francés está a años luz del nuestro, ¿estás de acuerdo? ¿qué piensas nos falta para llegar a los niveles franceses?

Supongo que ahora empezaré a decir obviedades que todo el mundo conoce. La bande dessinnée forma parte de la cultura franco-belga. Allí no se discute este punto. No es un arte menor y no se toma por raritos a quienes consumen este tipo de cultura. No sólo se compran cómics, también se regalan porque se ven como libros. ¿Cuándo se ha visto aquí que alguien regale un tebeo? Sí, alguien me dirá que a los críos se les regala tebeos y yo diré que es muy probable, en cumpleaños y durante convalecencias por enfermedad a todos nos ha pasado. Pero ¿alguien ha visto regalar tebeos a un adulto? No entran en el computo los auto-regalos.

Mencioné antes el “Partida de caza” de Bilal y Christin, de 1983. Cuando se publicó en Francia, el periódico Le Figaro (como aquí La Razón) lo ponía por las nubes mientras otros como Libération (aquí El País se me queda corto) lo ponían de vuelta y media. Pero todo desde un punto de vista ¡político! por el tema premonitorio que contaba (la apertura de los países del Este). Vuelvo a incidir, ¡1983!

¿Cuándo hemos visto aquí algo así en nuestra prensa? ¿Acaso cuando se han secuestrado ciertas portadas de una revista por tocar a la monarquía? ¡El colmo del ridículo, que sea por un tema de libertad de expresión y no por el tema en sí! Cierto es que actualmente los medios se están haciendo eco de títulos que destacan por su calidad narrativa y gráfica, sobrepasando los límites que parecen tener cercado al tebeo español. Demos gracias por ello a trabajos como los de Paco Roca o iniciativas como “Viñetas de vida” con Intermon Oxfam.

¿Cómo hacer del tebeo en este país algo que no resulte relegado a un segmento acotado de lectores? Otra obviedad. Hacerlo accesible desde los colegios, no sólo en los fondos de las bibliotecas escolares, sino también como parte de los tramos educativos. ¿Quién niega que un clásico de la literatura no sea más atractivo para un niño si lo ve en viñetas? O la historia y la ciencia, con trabajos como los de Juanfer Briones y Jordi Bayarri respectivamente. Pero para eso las instituciones deben abrir su mente y tal vez no remunerar tantos premios nacionales y dedicar esos emolumentos a la difusión educativa del cómic.



10. Una de las cosas que llaman la atención de Cazador de sonrisas es la ambientación y, de hecho, dedicas varias páginas a situarnos en el momento concreto en el que transcurre la historia ¿Cuánto de arquitecto y cuanto de dibujante hay en esas páginas?

Lo que puede verse al final del tebeo, como anexo, tiene que ver más con el lado de dibujante y sobre todo en el aspecto documental e informativo. Me gustaba la idea de introducir al lector en el contexto histórico que rodea al cómic, el revulsivo que supuso la llegada de John Fitzgerald Kennedy a la Casa Blanca, el tipo de vida norteamericano visto desde el incipiente mundo de la publicidad, la ambientación cuartelera de una base del USMC o las localizaciones y escenarios que rodean a los personajes.

Es en este último punto donde puede darse más el aspecto de influencia arquitectónica y puede completarse con parte de la documentación que no aparece en el libro y que se refería a la casa del protagonista (una adaptación de la casa Bass del arquitecto Richard Neutra), a la clínica dental y a los cochazos de la época. Quien quiera ver esas páginas puede acceder a través de las siguientes entradas de mi blog:




11. Parte de esa ambientación la produce el intenso uso que haces del color, incluso en los bocadillos tiene importancia ¿Qué técnica usas?

Cierto es que, aunque la trama del tebeo es bastante sórdida y oscura, yo soy un tipo muy positivo y esto se refleja en el colorido de mi dibujo. Todo es luminoso y eso ayuda a ver la claridad de los ambientes californianos en los que se desarrolla la historia. Creo que las acuarelas y acrílicas que uso tienen la culpa del resultado. Aparte, como bien señalas, el color de los bocadillos tienen su función y es la de situarnos temporalmente en la historia (el azul para los 80 con la introducción y el epílogo; el verde para los 50 y el conflicto de Corea; y el crema para los 60 y el tronco de la historia). Incluso el color adjudicado a las calles entre las viñetas, conforme al desarrollo de la historia, tiene su explicación. Y es que va oscureciéndose con la proximidad del clímax final.

12. Sabemos que estás embarcado en dos trabajos, uno con Fernando Fernández Llor como guionista y en un proyecto propio titulado Cartas desde Argel, ¿nos podrías adelantar algo?

El primero con Fernando versa sobre una historia de chicos de barrio, con sus pulsiones, sus temores, la llegada de la adolescencia y la perspectiva que brinda el paso del tiempo con la edad adulta. El segundo es un thriller político ambientado en Argelia y que se mueve entre el momento histórico de la independencia de este país respecto de Francia y el contexto actual, buscando las razones de por qué las llamadas primaveras árabes no parecen afectar a nuestro vecino del mediterráneo.



13. ¿Qué cómics estás leyendo actualmente?

Que nadie me pegue, pero no soy un ávido lector de cómics. Lo último que leí fue el integral “¡No pasarán!” de Vittorio Giardino (un amigo me lo pasó en su versión original en italiano y como no entendía un pimiento, me lo acabé comprando en castellano). Es un tebeo magnífico, bien hilado y perfectamente documentado. Y el dibujo de Giardino “me pone mogollón”.

Y de los que últimamente han pasado por mis manos destaco “Watchmen” de Moore y Gibbons (me quedo con la película, lo siento), “El Paraíso perdido” de Pablo Auladell y “Una historia” de Gipi (ahora parecerá que sí soy un lector ávido de tebeos, pero es que me has pillado en un periodo puntual).

14. Para despedirnos, que obra recomendarías a nuestros lectores, que no sea "CHORIZOS. Atraco a la Española", futura publicación de Grafito, que esa la recomendamos nosotros sin ninguna duda.

Sin duda “Los surcos del azar” de Paco Roca, que me emocionó en algunos momentos, de esto que se te pone un pequeño nudo en la garganta, cosa que hace mucho, muchísimo tiempo que no me pasa (y nunca antes con un cómic, así que me dejó un pelín tocadete). ¡Bravo por él!


Quiero, por supuesto, dar las gracias a Agustín por contestar a este cuestionario e instaros a leer Cazador de sonrisas, una obra completa y con unos detalles que os sorprenderán.

Pau R. @PauTuitter