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jueves, 12 de marzo de 2015

NOWHERE MEN, UN COMIC DE ERIC STEPHENSON Y NATE BELLEGARDE PUBLICADO POR NORMA EDITORIAL

"La ciencia es el nuevo rock  ́n ́ roll". Esta es la carta de presentación de la serie ideada y conducida por la pluma de Eric Stephenson (sobre todo conocido por su labor como editor en Image Comics). Y es eso exactamente lo que nos presenta, una ciencia que se revuelve contra las normas establecidas de la mano de un grupo de jóvenes. Gente que se niega a aceptar el mundo como es. Pero, como todos ya sabemos, eso tiene una parte peligrosa... aunque muy atractiva.



Este cómic, del que estoy seguro que la mayoría habéis oído hablar o habéis leído (editado por Norma Editorial en España), tiene ya unos meses. Fue publicado en diciembre, y nos convierte en espectadores de un historia que pretende (y en mi opinión consigue) convertirse en un suceso global. Nos habla de cuatro científicos que son casi estrellas del pop. Nos cuenta su juventud, su capacidad y necesidad de romper con todo y demostrar al mundo de lo que son capaces y nos enseña también su madurez, en la que vemos las consecuencias de ser rebelde cuando tus actos no se limitan a escapar con el chico malo del barrio o beber por las tardes en el parque, sino que eres capaz de alterar el estado y forma de la materia o la estructura genética del ser humano...Ahora mezcla así una historia de ciencia ficción con una sociedad cuya crisis más profunda es la falta de valores. Cuyo principal pecado es haber equivocado lo importante con lo conveniente. Donde miras las consecuencias de tus actos solo si no te puedes permitir pagar el castigo. Pero en vez de narrar los sucesos de una forma lineal y/o tradicional, se nos presenta una cantidad de información abrumadora (artículos de revistas científicas hablando de los protagonistas, entrevistas a ellos y a otros personajes relevantes...) pero organizada con inteligencia. Consigue crear una atmósfera de verosimilitud en cuanto a la forma de acceder a los hechos, como si fuésemos un ciudadano de esta realidad recopilando información sobre todo lo que sucede. 


Como consecuencia directa de todo esto, en el presente de los cuatro beatles de la ciencia también se nos presenta la historia de unos jóvenes atrapados en algún tipo de complejo científico que sufren un extraño virus o, lo que es lo mismo, las consecuencias. Lo que sucede a continuación, lo supondréis, pues las distopías con superpoderes no son algo nuevo. Y quizás ese sea el punto más negativo de esta historia: una parte de la historia tarda demasiado en arrancar para no contar algo tremendamente novedoso. Es cierto que el formato hace esclava a la narración de una cadencia en ocasiones farragosa y que parece gustarse demasiado a sí misma con la cantidad de información de este mundo creado por Stephenson.

Hasta aquí todo bien. Una serie atractiva cuanto menos y diseñada para triunfar que empezó a publicarse hace tiempo en USA. Nada podía fallar, ¿no? Entonces, ¿por qué sólo existe publicado hasta el número seis? Las ventas fueron más que buenas, tuvo varias nominaciones a los premios Eisner... Parece difícil de entender. Hasta que lees el blog de su dibujante, Nate Bellegarde. Él, y sólo él (como él mismo nos dice en su artículo), es el responsable del parón. 

¿Por qué? Al final del artículo, os copio el enlace al documento que firma Bellegarde, pero me gustaría primero intentar algo.


Imagina que llevas unos días de retraso en tus entregas porque no te has estado sintiendo bien. Siempre has tenido problemas que atribuías a tu ansiedad, a una posible falta de hierro o algo en la comida. O, como siempre te habían dicho, que no te esforzabas lo suficiente. Y las cosas han ido especialmente mal desde que alguien a quien no conoces de nada ha hecho lo peor que se puede hacer de la peor manera posible: han puesto una bomba en tu ciudad matando a gente que no conoces pero que ahora sientes como tus hermanos. Es algo que no entiendes y que te afecta sin tener el derecho de llorar porque no ha sido a ti, ni a tu pareja o familiar, aunque tengas ganas de llorar y esconderte. Pero hoy te has levantado con ánimo, de hecho te sientes tan bien que puedes hacer lo que sea. Te prometes a ti mismo no dormir hasta que hayas terminado las diez páginas que te faltan para ponerte al día. Empiezas a trabajar y las horas se mueven más rápido que tus manos. Ves el reloj avanzar y apenas has terminado la primera página. De hecho, vas a tener que rehacerla. Eres un fraude. Te das un par de horas de descanso. Así que enciendes las play, ves cualquier cosa en la tele... Lo que sea menos un cómic. Y te quedas dormido en el sofá. Te despierta una llamada de tu editor, que es también tu amigo. Te va a preguntar por ti, así que no lo coges y vuelves a intentar dormir. Es lo único que pareces controlar. 

Después de un par de días, vuelves a sentirte con ánimo. Has estado leyendo tus páginas favoritas, has visto alguno de tus antiguos trabajos y crees que puedes con todo. Que no dormirás hasta que...



Esto (más o menos), ha sido la vida del dibujante de Nowhere men desde hace más de un año. Ha estado ingresado en tratamiento para algo llamado el síndrome de Terry Richardson. Y, si escribo todo esto (perdonadme por el atrevimiento y por la falta de talento que me impide hacer justicia a todo esto), es porque Nate Bellegarde pide ayuda. Pide que no le excusemos y que le exijamos su trabajo, que le escribamos para decirle lo que nos ha gustado y lo que no de su trabajo. Yo, por lo menos, ya lo he hecho. Porque, como dice el título del primer volumen de Nowhere Men, hay “Destinos peores que la muerte”.

https://docs.google.com/document/d/1b4Y2v413ak6zPxLduZyJM0RW5Yq-41MMLOXJb7XTrzY/edit

Víctor P. Ausín.