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lunes, 12 de junio de 2017

D4VE, UN COMIC DIFERENTE DE RYAN FERRIER Y VALENTIN RAMON QUE NOS TRAE SAPRISTI

¿Buscas cómics distintos? ¿Historias con ese "nosequé" que te hace pensar que estás ante algo que no se lee todos los meses? Entonces no solo has llegado al cómic adecuado, sino que has dado con la editorial adecuada.

Come here! 



Sapristi Cómics es un sello de Roca Editorial que, si por algo he de caracterizarla, es por su apuesta por unas historias distintas a lo que estamos acostumbrados. Distintas a la bd aventurera y al americano indie. Pasó con Los wrenchies, un cómic que tuve que releer hasta en tres ocasiones para captar el 80% de una obra imperdible, volvió a ocurrir con el recopilatorio de historias de terror Cruzando el bosque y sucedió una vez más en Alena y su bullying sangriento.  En este caso, el canadiense Ryan Ferrier (Sons of anarchy) y el suizo Valentin Ramon unen fuerzas (no me preguntéis cómo se conocieron) para traernos una historia sin pelos en la lengua y con un tono entre lo adolescente y gamberro y lo melancólico y salvaje, D4ve.

D4ve es también el nombre del protagonista de esta historia que nos ocupa hoy, una historia futurista y, en cierto modo, postapocalíptica. La humanidad, es decir, nosotros, fuimos aniquilados hace ya mucho por las máquinas, las mismas que arrasaron con el resto de civilizaciones planetarias y conquistaron el universo. Tras esta rotunda victoria, los androides limpiaron de su memoria todo el espacio que ocupaba ese arte de la guerra, pues ya no quedaba en el universo nadie con quien luchar. Sin embargo, y como dirían en Jurassic Park... "la vida se abre camino", y siempre hay alguien más fuerte que tú. ¿Y en dónde entra nuestro prota, D4ve, en todo esto? Pues nuestro querido robot, además de ser un veterano de guerra venido a menos, parece ser el único que aún conserva en su disco duro el archivo "WAR".


La historia que nos presenta Ryan Ferrier ha resultado ser bastante fresca, con la inclusión de algunos personajes -algo cargantes- que le dan un tono cómico y adolescente por momentos y otros que le proporcionan ese punto gore, suavizado porque las cabezas que se abren no son humanas y la sangre que te salpica a la cara es verde.

Respecto a la labor de Valentin Ramon, no tengo más que aplaudir el trazo de este suizo y la decisión de haber utilizado una paleta de colores algo más sucia y un papel mate. ¡Ha sido una gozada poder leerlo al Sol sin tener que estar esquivando los reflejos!


La lectura enriquece el alma,


Dani S.