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jueves, 5 de mayo de 2016

EL DÍA DE JULIO. UN COMIC DE BETO HERNÁNDEZ QUE NOS TRAE EDICIONES LA CÚPULA

La verdad es que le estoy tomando gustillo a hablar de los hermanos Hernández por aquí. Si hace un tiempo hablé de Chapuzas de amor de Jaime Hernández, mis dos últimas reseñas han sido de su hermano Beto.

Y es que este pasado mes de abril nos han llegado dos novedades suyas de manera simultánea, algo que por otra parte no es nada habitual. Si hace unas semanas comentábamos Los hijos del crepúsculo, esta vez nos toca hablar sobre El día de Julio, una obra que tal vez ha pasado más desapercibida pero a la que queremos darle su espacio por aquí.




Tras haber leído unas tres obras de Beto Hernández puedo decir que le pasa lo que a todos los grandes autores: siempre nos cuenta la misma historia. Y es que tanto Palomares, como sus dos últimas obras (Los hijos del crepúsculo y esta El día de Julio) son historias corales donde vemos los pormenores de un grupo de personas que tiene en común lazos familiares y vivir en entornos rurales. Todo ello envuelto en un aro de realismo mágico.

El argumento de este cómic es el siguiente: Julio nace un día de 1900 en un pequeño pueblo mexicano y está destinado a morir en el año 2000. Toda una vida en la que primero entregará su inocencia, deberá aprender a gestionar sueños y ambiciones, tal vez será testigo de algún milagro y escuchará el fantasma tenebroso de la guerra sobrevolando el siglo.



Viendo el argumento podemos decir que las semejanzas que tienen todas las obras de Beto con respecto a Cien años de soledad de García Márquez en este caso son más claras y directas que nunca. El autor nos narra la vida de una familia a lo largo de un siglo entero, siendo Julio el epicentro, aunque en muchas partes se convierte en un actor secundario cediendo el protagonismo a otros familiares. En esta ocasión a los toques de realismo mágico que suelen salpicar las obras de Beto se añaden algunos de terror, que le dan un toque distinto a la vez que extraño (en el buen sentido de la palabra).

La estructura a la hora de contarnos estos cien años es la de la elipsis, sin que en ningún momento el autor nos indique en una esquina el año en el que estamos ni que hemos dado un salto en el tiempo. Estos cambios temporales los notaremos sobre todo al ver envejecer a los protagonistas. Al principio del cómic hay un par de páginas donde aparecen todo los personajes y sus diferentes aspectos a lo largo de los años. Esto es una ayuda, ya que en más de una ocasión acudiremos a estas páginas para aclararnos sobre quiénes estamos leyendo. Este método de la elipsis y la falta de recuadros aclaratorios por una parte es algo lioso de principio pero por otra le otorga una agilidad y un ritmo a la obra más que notable.



En cuanto al dibujo de Beto estamos ante el trazo limpio y simple al que ya nos tiene acostumbrados. El autor ha alcanzado prácticamente la perfección en su dibujo simplista, y consiguiendo transmitir de manera sobresaliente los cambios de humor de sus personajes. Aunque también es cierto que en este aspecto Jaime Hernández me parece bastante mejor dibujante que su hermano. 

Mención aparte merece la magnífica portada y la excelente edición de La Cúpula, a un precio más que interesante: 12 € por un cómic que nos ofrece tanto y con tantas relecturas es difícil dejar pasar.



En definitiva, no me queda otra que recomendar El día de Julio como uno de los cómics que más me han gustado últimamente, aunque también es conveniente recordar que estamos ante un estilo muy personal y alejado de lo comercial. 

Filisk.