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miércoles, 16 de marzo de 2016

FRATERNITY, UN COMIC DE JUAN DiAZ CANALES Y JOSE LUIS MUNUERA, PUBLICADO POR ASTIBERRI

DEBATE Y COMPRENDE EL MODELO DE SOCIEDAD PERFECTO QUE EL HOMBRE HA BUSCADO DESDE EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS Y HAN TRATADO DE IMPLANTAR EN FRATERNITY. SIN EMBARGO, ¿FUNCIONARÁ ESTA UTOPÍA?



¡Muy buenos días! 

Este mes reseño el cómic de Fraternity, de los autores José Luis Munuera y Juan Díaz Canales. Y aunque a mi el ambiente de la política no me atrae mucho, este cómic me ha gustado porque refleja bastante bien la posición de las ideologías de la gente. Y no sólo eso, sino que lo mezcla con la religión y superstición, junto con una trama paralela igualmente (¡o incluso más!) curiosa y fascinante.

Antes de entrar en materia, comenzaré hablando un poco sobre los autores, como siempre. Los dos autores son bastante conocidos, ya que tienen varios cómics a sus espaldas con un renombre notable, y bastantes premios otorgados por la calidad de su trabajo. Juan Díaz Canales es guionista, ¡aunque curiosamente también es director de películas de animación español! Es realmente conocido por ser el guionista de la grandiosa serie Blacksad, aunque también lo ha sido de otras obras como Los Patricios. Por otro lado, José Luis Munuera, que trabaja fundamentalmente para el mercado francés, es dibujante y guionista. Algunas de sus obras son Les Potamoks, Navis, Spirou y FantasioEl juego de la luna o Los Campbell (reseñado AQUÍ). ¡Y podéis ver su entrevista en Júralo por mí AQUÍ MISMO!


Ahora bien, Fraternity es un cómic que nos habla acerca de la búsqueda de un modelo de sociedad perfecto. El rico idealista Robert McCorman cree que ha llegado el momento de llevarlo a cabo, y por ello funda la colonia de New Fraternity, un lugar en el corazón de Estados Unidos que lucha por la igualdad. Sin embargo, no es buen tiempo para la utopía, puesto que el país se destroza por la guerra de Secesión. Paralelamente, nos cuenta la historia de Emilio, un salvaje niño recogido en el bosque y que ha sido educado en la colonia; y de cómo vive muchos de los acontecimientos de primera mano, junto a una asombrosa criatura del bosque. 

Este cómic, ubicado dentro del subgénero de “aventura ideológica”, trata temas delicados para la convivencia de la colonia, donde todos intentan vivir en una utopía en la que la propiedad privada queda eliminada, se apoya la igualdad de sexo y raza, se apuesta por la libertad religiosa, etc. Sin embargo, cuando unos nuevos habitantes llegan pidiendo cobijo, no son muy bien recibidos (si bien hay varios puntos de vista, bastante realistas e interesantes), y la escasez de alimentos provoca que el reparto ecuánime no sea bien visto por todos. La trama se desarrolla muy fluida y con imprevistos realistas y fantásticos, puesto que cuenta con una extraña criatura que da el giro ficticio a la historia.


La dinámica de las viñetas es interesantísima, y los personajes y entornos son muy buenos. En concreto, los protagonistas tienen un toque cartoon muy bien equilibrado, dando un resultado para nada infantil, adecuado al guión y al ambiente. El tono adulto no lo da solo el tema de la política y la guerra, sino que en general en el cómic no hay cabida para el humor, y esto nos lleva a que el color de Sedyas sea oscuro, impregnado de tonos ocres y luminoso. También ofrece un toque antiguo que corresponde con la época de la guerra de secesión.

El guión no es fácil, y ciertamente el cómic admite diversas lecturas para captar todos los detalles, que son bastantes. Uno de ellos, que quería hacer especial hincapié, es el de la comparación de la leyenda de Teseo, hijo del rey de Atenas, con la historia de la criatura y Emilio. No quiero decir mucho más, ¡tendréis que leerlo!


Es un cómic que salió en Francia en dos tomos y que afortunadamente nos llegó a España en uno. Se lee con mucha fluidez, y es bastante interesante. Como suele ocurrir, el color y el dibujo nos atraen en un primer momento, y es la historia la que nos atrapa después, deleitándonos al final por igual. 

Me despido hasta el siguiente, ¡espero que lo disfrutéis! 

¡Bendita inocencia… y maldita ignorancia!

Jenni C.