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jueves, 3 de marzo de 2016

DEATH ROW. EL CORREDOR DE LA MUERTE, UN COMIC DE MARC SANS Y OSCAR PERALES PUBLICADO POR DRAKUL

Este es un tema que no solemos tocar demasiado en el blog, y no es porque no nos guste, os lo aseguro.

Hace tiempo que los zombies se convirtieron en un género en sí mismos y lo realmente difícil ahora es encontrar algo que verdaderamente merezca la pena, algo que no repita y repita lo mil veces visto.

¿Es Death Row esa excepción?




Marc Sans y Oscar Perales (La noche de los cautivos) firman este "thriller vírico" en el que la acción se centra en la penitenciaria de Wolverstone, conocida amigablemente como "La boca del lobo".

Aquí es donde seremos testigos de la voracidad y resistencia de los primeros zombies. Los policías de la prisión, encabezados por el Capitán Drennen (un verdadero tipo duro de las películas de los 90), pronto verán sucumbir sus fuerzas ante el inagotable número de muertos vivientes que se agolpan a las puertas del recinto, por lo que se verán obligados a tejer alianzas con varios presos de Wolverstone, algunos más recomendables que otros.



Bajo esta premisa, el sello Likantro, de Drakul Ediciones, nos trae este one shot dividido en catorce capítulos en el que, quién lo diría, no parece que muchos presos quieran abandonar su apacible y segura celda.

Tanto guión como dibujo se mueven en lo que podríamos llamar los "estándares" del género, sin ofrecernos grandes giros argumentales o dinámicas secuencias de acción; pero eso sí, el tono de la obra y los roles de cada personaje consiguen inmiscuirnos en ese ambiente rudo y casi de serie b que destilaban las películas de los años 90 del susodicho género, salvando la cuestión que tan de moda se ha puesto ahora: ¿Quiénes son más peligrosos, los muertos vivientes hambrientos o los supervivientes?



Death Row es un cómic reseñable entre tanta paja como abunda en estos tiempos y, aunque no derrocha originalidad ni supone un "renacimiento" (tampoco lo pretende), consigue entretener al lector.

La lectura enriquece el alma,


Dani S.