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lunes, 15 de mayo de 2017

PROMETEO. VOLUMEN 2, UN COMIC DE CHRISTOPHE BEC Y STEFANO RAFFAELE QUE NOS TRAE YERMO

¡Volvemos a la carga!

Tras un primer integral espectacular (reseñado AQUÍ), cogí con muchísimas ganas esta apocalíptica continuación de la pareja Bec - Raffaele. ¿El resultado empieza a desinflar las expectativas? ¡Lo vemos!



En primer lugar, es de agradecer que Yermo no dejase demasiado margen entre la publicación de uno y otro volumen, ya que Prometeo es una de esas sagas en las que casi tenemos una veintena de personajes con relativo peso, por lo que lo peor que podría pasar al abrir este segundo tomo sería que no recordaras quién era Gregory o por qué todos culpan a Sully (tranquilos, me he inventado los nombres).

Salvado este "escollo" inicial, el segundo reto al que se enfrentaba este integral de Prometeo era obvio para todos aquellos a los que nos maravilló el primero: Mantener el listón. Christophe Bec ya planteó muchas hipótesis en los primeros capítulos que, indudablemente, cumplían con el cometido de transmitir al lector el desconcierto de los protagonistas y compartir todas las posibles soluciones a la ecuación. En este segundo integral, el artista empieza a "desechar" teorías y enfocar la trama hacia una dirección, aunque en ningún caso lo hace de un modo tan definitorio como para perder el interés por ese tercer y último integral que cierra el ciclo y que, a día de hoy, Yemo ya ha publicado -¡bravo!-.


Por su parte, Stefano Raffaele sigue con su trazo realista que tanto nos impresionó en el primer volumen, luciéndolo en algunas splash pages que quedarán para el recuerdo. 

Solo me queda decir que NECESITO saber cómo termina este primer ciclo, y lo necesito ya. Hemos dejado con Christophe Bec "juegue" con nuestros sentimientos y ese amor incondicional que profesamos a todo aquello que viene con la etiqueta de apocalíptico, y el juego nos ha encantado. Ahora nos encontramos a las puertas de la Fase final y lo único que me preocupa es... "¿hará que sea memorable?".



La lectura enriquece el alma,

Dani S.