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lunes, 4 de abril de 2016

SAGA, UNA SERIE DE COMICS DE BRIAN K. VAUGHAN Y FIONA STAPLES, PUBLICADA POR PLANETA

¿Obra maestra? ¿El cómic de los récords Guiness? ¿Sobrevalorada? ¿Space opera insuperable? ¿Culebrón espacial? Sea como fuere, Saga ha recibido cientos y cientos de críticas y adjetivos y, seguramente, la inmensa mayoría de lo que hayáis oído por ahí sea cierto: Saga es una genialidad... Saga es la prueba rotunda de que no tienes que ser el mejor para vender más que el mejor.

¿Es tan buena como dicen? ¿Es la telenovela de los cómics?




A razón de seis números por tomo, Planeta lleva ya publicados los primeros 30 números de Saga (en USA van por 36 y ya hay un sexto recopilatorio publicado). La editorial catalana suele traernos un nuevo tomo por navidad, así que casi se puede asegurar que esta serie es uno de los cómics que más regala "el Gordo" (o los Reyes, en su caso).

Hacía tiempo que le debíamos una reseña a esta space opera, y es que, pese a seguirla desde casi sus orígenes, parece como si el tiempo se hubiera detenido por ella. 8 Eisners consecutivos (2013-2015), 6 Harveys... todo esto si no me fallan las cuentas o si en las últimas horas no ha recibido algún otro. Ahora mismo me viene a la mente una serie que también los "coleccionó" en su día, pero a la que yo llegué más tarde, lo que no me impidió disfrutarla, redisfrutarla y tenerla en la "comicteca" como el gran TOP: ¡Bone, de Jeff Smith, la cual se la recomiendo a todo ser viviente (con raciocinio)!



Lo que está claro es que Image ha encontrado a la gallina de los huevos de oro, ¡y ha resultado ser un tío! Brian K. Vaughan, del que supongo no es necesaria presentación, es autor de cómics superventas como Y, el último hombre, Ex machina o La cosa del pantano. El porqué de esto se lo reservo a cada uno, pero en mi opinión es un artista con un estilo bastante peculiar. Lo mismo te encuentras humor negro que te salpica la sangre a la cara, eres testigo de un parto en primer plano o encuentras a los protagonistas en las más variopintas situaciones, a cada cual más cómica, irreverente o extrambótica. Sí, al señor Vaughan se le va bastante la olla en según qué momentos (la mayoría de ellos, sin venir a cuento), y eso hace que sus guiones sean una sucesión de sorpresas, escándalos y desvaríos.

Pese a todo ello, este tipo se las arregla para mantenernos en la cresta de la ola, sin perder de vista el eje sobre el que caminamos. ¡Tal vez eso sea lo mejor! Da igual la magnitud de la fumada: al final, (casi) todo está integrado en la obra y al servicio del leitmotiv pero, un momento... ¿y cuál es? ¡No puede ser! He empezado la reseña sin decir si quiera de qué va la serie. ¡Es una historia de amor! Una historia de amor entre dos miembros de razas alienígenas distintas y enfrentadas en una guerra interespacial, Marko y Alana, y de su afán por encontrar un sitio en el cosmos donde poder vivir y formar una familia con la pequeña mestiza que acaban de traer al mundo, la cual supone no solo una aberración para los gobiernos de sus respectivas razas, sino una amenaza para los intereses de muchos bandos. ¡Es un verdadero culebrón!



Aventura, ciencia ficción, fantasía, amor, sexo y violencia sin concesiones, intriga... Saga lo tiene todo y, como os comentaba al empezar esta reseña, todo lo que hayáis oído sobre ella es cierto. Dicho esto, hay una cosa que no logro entender, y es el hecho de que Fiona Staples (dibujante) no pare de ganar Eisners cuando pocas veces he visto unos fondos menos currados que estos. Ahí lo dejo por si a alguien le apetece debatir...

En general, el ritmo que se gasta Saga es más que ameno, haciéndonos devorar las páginas casi de dos en dos. El elenco de personajes, sus motivaciones y las innumerables razas nos brindan un universo apasionante y, sobre todo, muy asequible. En este sentido, nos encontramos ante una space opera descafeinada y para nada científica. Por dejar las cosas claras, en el lado opuesto encontraríamos series como Prophet, de Brandom Grahan, publicada aquí por Aleta y reseñada hasta la saciedad en Júralo por mí (AQUÍ).


El personajazo de la saga... La gata, por supuesto.

Sin embargo, Saga no es infalible y, de hecho, su punto de inflexión lo encontramos en el cuarto número, momento en el que los artistas decidieron que entraran en juego nuevos personajes para cambiar las agujas de un raíl que, a todas luces, debía renovarse o morir. Lo lograron, sí, pero el precio que pagaron fue un cuarto tomo muy inferior en nivel al de sus hermanos.

Sin embargo, con el quinto número Saga aparece como una serie renovada. Ese "lavado de cara" le ha devuelto toda su frescura a la serie. El objetivo está bien claro: ¿Por qué terminar con algo que nos hace de oro? ¡Camarero, más premios!



La lectura enriquece el alma,

Dani S.