Julio.
El séptimo mes del año.
El mes elegido por Dibbuks para darnos una moneda de oro. Con su cara, y con su cruz.
Este mes aterrizó en librerías el quinto y último álbum de Los Campbell. Por fin, sí, por fin, pero también... ¿por qué? ¿por qué tiene que ser el último?
"Ida a cualquier parte". "Traslado que se hace de un lugar a otro, sin importar el medio".
Estas dos acepciones de la palabra "Viaje" son la clave de todo. La segunda te dice que el cómo lo hagas da igual, y la primera... que lo importante es la ida, no el destino.
Este concepto siempre ha estado muy presente en la aventura en general, y en esta saga que me ocupa hoy, Los Campbell, en particular. José Luis Munuera, su autor -guionista y dibujante-, junto a los siempre exquisitos y soñadores colores de Sergio Sedyas, ha podido desplegar todo su potencial en una saga que, desde siempre, estuvo planteada en cinco álbumes.
La comodidad con la que se nota ha trabajado, el disfrute vertido a cada viñeta, los diálogos, algunos velados y otros mordaces como fieras... Todo Los Campbell es en sí una declaración de amor por el trabajo: Amor por el bellísimo oficio de crear historias. Amor por dotar a la imaginación de enormes alas -o velas, en este caso-. Y un desinteresado AMOR por bajar tus sueños al suelo para que otros puedan levantar los suyos al cielo.
Los Campbell. Las tres maldiciones cierra una saga de cómics de piratas con una marcada tendencia hacia la aventura juvenil y la sátira, en donde solo cabe dar las gracias y rogar por un penúltimo ciclo -siempre penúltimo-.
Podríamos debatir sobre qué nos ha parecido el final a cada uno: más acción, menos acción, más sorpresas, menos sorpresas... Pero creo que todos los que sonreímos con el trazo de Munuera, cuando llega la hora de decir adiós, vuelve a nuestra cabeza aquella acepción del diccionario:
Ida. A cualquier parte, sí.
Pero IDA.
La lectura enriquece el alma,
Dani S.
