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miércoles, 27 de junio de 2018

ANIMAL, UN COMIC DE COLO QUE NOS TRAE DIBBUKS

¿Se podría renunciar al status de "ser humano"? ¿Podrías ser considerado un "animal"? ¿Quién sería más "animal", tú... o la sociedad, al tratarte como tal? ¿Cuánto de "animal" hay ya en nosotros, en nuestra Sociedad, y cuánto de "ser humano"?

Supe cómo me adentraba en Animal, el último cómic de Colo, pero no cómo saldría. 

Hoy te lo cuento... con todas sus consecuencias.



Es gracias a Dibbuks, una de esas editoriales españolas que más se hace querer, que conocí a Jesús Colomina, o Colo, como firma sus obras. No lo conocía por su cómic anterior, De perros y de huesos, que editó Planeta y que, además, fue premiado -y que aún tengo pendiente-; sino que fue con Hoy es un buen día para morir, para mí uno de los mejores cómics del año 2016.

La impronta que me dejó dicha historia fue tal, que tenía más que claro que no podía perderle la pista a este pedazo de autor. Y así fue, hasta que hace solo un par de meses, Dibbuks anunció la publicación de Animal entre sus novedades de abril.
Este cómic que hoy me tiene pegado a las teclas es uno que invita a la reflexión pura y dura ya desde sus primeras páginas. Concebido en un formato ciertamente original, la trama se sucede entre pequeñas secuencias a doble página donde nuestro personaje protagoniza alguna escena o simplemente escucha lo que le cuenta un amigo o familiar -él nunca habla- y otra doble página acto seguido, donde esa persona que lo acompañaba o hablaba de él, nos cuenta cómo era y por qué cree que actuaba de tal forma. Al fin y al cabo, lo juzga.

Esto es así durante todo el cómic, casi sin excepción: doble página en donde se relata una escena entre el protagonista y otro personaje; doble página donde dicho secundario nos habla del protagonista como si estuviera en una suerte de interrogatorio.

¿Original? Sí. ¿Cumple con el objetivo que se busca? Sí. ¿Repetitivo? También.


Pero... ¿qué busca Colo con todo esto? Bueno, la sinopsis es bien clara: el objetivo de nuestro protagonista es renunciar a su condición de ser humano, y está dispuesto a llegar hasta el final, recurriendo a un abogado y a las instancias judiciales necesarias hasta lograrlo. 

¿Y por qué busca tal cosa? Esa es, precisamente, la reflexión del cómic: las motivaciones del protagonista son lo que tratan de explicarnos el extensísimo elenco de personajes que se cruza por su camino y que nos va dando su particular punto de vista. Desde el amigo dibujante hasta el hermano, pasando por el abogado, el camarero que le sirve el café o la dependienta china donde compra el pan. La runner que se cruza en el parque, el hombre al que le da clases, la portera... Todos tienen algo que decir al respecto pero, pese a que todos lo juzgan desde diferentes perspectivas, lo que verdaderamente quiere juzgar Colo con este Animal no es otra cosa que a nuestra propia sociedad.

Como he dicho, el planteamiento del cómic me parece ciertamente original y, pese a que de primeras pueda parecer hasta absurdo, enseguida vemos cómo y hacia dónde avanza la trama, desgranando ese horripilante y crítico mensaje. Tal vez sea eso -que Colo juega con la mano descubierta-, o que la reflexión a la que nos invita está bastante trillada, pero el hecho es que Animal, siendo brillante, no deslumbra. 


Aunque el envoltorio resulta novedoso y hasta impactante, el caramelo podrido no deja de ser el mismo que vemos día tras día en el telediario, en Twitter o en el trabajo. Lo que ocurre es que hay quien lo ve, quien es consciente de ello pero no lo quiere ver, y quien no lo ve. Para esos tres perfiles, Animal es un buen cómic, pero el poso que te puede dejar es bien distinto según seas uno u otro.

¿El mío? Algo de lo que ya llevo un tiempo siendo consciente: Que la sociedad, bajo ese falso mito de "Es por facilitarte las cosas", cada vez busca reducir más nuestra capacidad de decisión y vendernos una vida donde nos conformamos con trabajar 11 meses por año y que es perfecta porque, ¡oye! tengo 30 días al año para irme a la playa o conocer una ciudad nueva. Al final, nos volvemos más animales que los propios animales... porque eso es lo más fácil.

La lectura enriquece el alma,

Dani S.