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viernes, 14 de octubre de 2016

PHILÉMON. INTEGRAL 1, UN COMIC DE FRED QUE NOS TRAE ECC

ECC Ediciones publica por fin en nuestro país una de las obras más relevantes de la Bande Dessinée, fruto de la mente y el lápiz de Frédéric Othon Théodore Arístides, conocido como Fred. Esta fantástica oda al surrealismo es uno de esos cómics que aparecen muy de vez en cuando para remover los cimientos de los lectores y dar clara muestra de las posibilidades del noveno arte.



En el prefacio, el maestro Goscinny nos advierte de la suerte que tenemos quienes vamos a leer las historias de Philémon, obra que comenzó a publicarse en la revista Pilote en el año 1968, concretamente en el número 441, y de que seremos incapaces de refrenar el impulso de gritar “¡Fantástico!” cada vez que el autor nos asombre y maraville, como a él le ocurría cuando Fred le planteaba los esbozos de su siguiente trabajo. Antes de que nos demos cuenta estaremos dándole la razón, porque nos encontraremos atrapados en un mágico mundo donde nada es imposible y todo es impredecible, gracias al despliegue de recursos narrativos y visuales de los que hace gala su creador.


Al contrario de otros cómics cuya parte de su éxito reside en una amplia galería de personajes, en este caso encontramos que con solo cinco personajes recurrentes basta para presentar situaciones muy variadas. El protagonista de la historia es Philémon, un muchacho risueño que vive en una aldea de cuya monotonía escapará gracias a las múltiples aventuras que vivirá. Anatole es su inseparable amigo, un asno afable y mordaz. Bartélémy, es el naufrago de la “A”, que tras ser rescatado, acompañará al protagonista en sus andanzas. Como contrapunto a la fantasía desbordada se nos presenta al padre de Philémon, Héctor, incrédulo por naturaleza, no como su hermano, el tío Félicien, quien conoce la magia y el mundo de las letras. ¿El mundo de las letras? ¿Qué es eso? os preguntaréis. Si cogéis un mapa del mundo observaréis que en la gran masa azul entre Europa y América hay unas letras y si las leéis, comprobaréis que juntas forman las palabras OCÉANO ATLÁNTICO. ¿Las veis? Pues, aunque no existen, ahí es donde transcurren los sucesos narrados en este cómic.

ECC recopila en este bonita edición integral en tapa dura cinco álbumes (Al pie de la letra, El naufrago de la “A”, El piano salvaje, El castillo colgado y El viaje del incrédulo), aunque dada la trascendencia de la obra se echan en falta contenidos adicionales que la contextualicen y aporten información adicional, más allá del breve prefacio anteriormente mencionado y un artículo al final del tomo.


El dibujo puede causar algo de rechazo al principio, especialmente a los lectores advenedizos o que se nutran básicamente del mainstream, pero merece la pena hacer un esfuerzo e ir más allá de las primeras impresiones causadas por ese trazo sencillo, puesto que Fred no tardará en asombrarnos con composiciones de página de una sublime belleza gráfica y una ágil narración. Esta fluidez con la que inserta los recursos gráficos que utiliza en las páginas de este cómic es uno de los puntos fuertes del autor, debido a una meditada planificación y el deseo de asombrar y divertir al lector. Por tanto, encontraremos en las páginas de Philémon una serie de hallazgos formales, tales como perspectivas inverosímiles, juegos con las viñetas, composiciones a doble página, homenajes a famosas obras de arte, mezclas de estilos pictóricos, etc. Resulta sorprendente la asimilación de los lenguajes del cómic por parte de Fred, el uso de los múltiples códigos de comunicación, el humor cómplice y el despliegue de una serie ilimitada de recursos técnicos al servicio de la narración.

Se observa, tanto en el lápiz como en la imaginería de Fred, la influencia de autores de la talla de Lewis Carroll, escritor del díptico Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo, Jonathan Swift, creador de Los viajes de Gulliver, Daniel Defoe y su Robinson Crusoe, Winsor McCay, padre de la seminal Little Nemo in Slumberland, o de George Herriman, el genio tras Krazy Kat, entre otros, y de las publicaciones periódicas de carácter satírico, mundo del que procedía al haber trabajado en la revista Hara Kiri, sin que en ningún momento se trate de una copia, pues el francés elabora un mundo propio y repleto de matices.


Estamos, sin ninguna duda para el que aquí escribe, ante una absoluta obra maestra del medio, un cómic que sitúa a su autor por méritos propios entre uno de los más destacados e influyentes de todos los tiempos. No obstante, más allá de ser una referencia reconocida para artistas de la talla de Joan Sfarr, también lo ha sido para autores de otras disciplinas, como Terry Gilliam, director de cine y miembro de los Monty Python. Dicho esto, solo queda preguntarnos con estupor por qué una obra de esta relevancia ha tardado tanto tiempo en ser editada en nuestro país, pues con anterioridad solo se habían publicado unas pocas aventuras en la revista catalana Cavall Fort, y esperar con ansia los dos integrales que restan para tener la serie completa.

¡Fantástico!

Fer.