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viernes, 21 de diciembre de 2018

UN RUIDO EXTRAÑO Y HERMOSO, UN COMIC DE ZEP QUE NOS TRAE PLANETA

Un monje cartujo, y de clausura desde hace más de veinte años. Se llama William. Cree ser capaz aún de pronunciarlo. 

 

 

 

  

Ya queda lejos, muy lejos cuando le contó la decisión a su familia. Su tía no lo llevó nada bien, y ahora que ha muerto, ha dejado algo escrito en su testamento: este no podrá leerse hasta que mi sobrino no acuda a la notaría parisina, desde la apartada cartuja de La Valsainte, en Suiza.

 

 

 

 

 










No sé si te sonará el nombre de Zep. Es el autor de la mítica saga humorística Titeuf, aunque no es ni mucho menos lo único que ha escrito y contado. Yo he de reconocer que no lo había leído hasta ahora. Y el cambio de registro que ha experimentado es de 180 grados, pues este Un ruido extraño y hermoso es un cómic íntimo, introspectivo y de descubrimiento personal. Nuestro protagonista, William, tendrá que volver a enfrentarse a todo aquello a lo que renunció hace más de dos décadas, empezando por el mero hecho de "hablar", para luego seguir con la interacción con el género femenino, con algunos más y otros menos tensos -pero siempre intensos- reencuentros con la familia y, por último, con el testamento de su tía.

Zep nos presenta un cómic que trata de profundizar en el sentido de la vida, ni más ni menos. Enfrentado, en este caso, con un protagonista que ha elegido creer en un ser superior, eterno y misericordioso, al que solo puede llegar sacrificando -o despojándose, si lo prefieres- todas sus pertenencias y recuerdos de una vida pasada. Un viaje exterior e interior al que acompañan unos expresivos pinceles y paletas de color sepia, azulado y naranja para acentuar la narración en según qué puntos.
Un ruido extraño y hermoso nos reserva un final bello, aunque se me antoja ya algo manido. Tal vez sea por haber estudiado en un colegio de curas, ¡quién sabe! La cuestión es que el mensaje me lo tengo ya más que trillado, y es por ello que, pese a la belleza de la "moraleja" del cuento, creo que el autor no ha dejado de caminar en ningún momento por "el sendero seguro".

La lectura enriquece el alma,

Dani S.