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lunes, 20 de agosto de 2018

EL ORO, UN COMIC DE FREDERIC BIHEL Y STEPHANE PIATZSZEK QUE NOS TRAE PONENT MON

Una trama sorprendente. 

Una aventura coral, compuesta por cuatro álbumes y recopilada aquí en un único integral.

Y una historia que tiñe la colonia de la Guayana francesa de verde, como el Amazonas, de marrón, como las aguas que recorren sus tierras, de dorado, como el oro que se esconde bajo el barro, y de rojo, como la sangre.



El oro es una obra de Frédéric Bihel (Africa Dreams) y Stephane Piatzszek (Tsunami) que nos traslada a la Guayana francesa, una colonia del país vecino que se encuentra en Latinoamérica, colindante con Brasil por el sur, con Surinam por el oeste y con el océano Atlántico por el norte y este.

La existencia de oro en sus entrañas trae consigo todo lo que ya puedes imaginar: esclavos, explotación, muerte, hambre y unas condiciones deplorables. Pero no, no estamos a finales del siglo XIX o principios del XX, no. Estamos en el año 2000 y, aunque las historias que se nos narran aquí son ficticias, la mayoría de escenas que visionamos bien podrían verse superadas por la realidad del lugar a día de hoy.
El oro recoge cuatro historias -cuatro álbumes- en los que el papel de protagonista se va dando el relevo entre unos y otros personajes, resultando finalmente una obra coral en la que se describe la vida en esta región, desde el punto de vista de un brasileño que llega en busca de trabajo, un joven francés que trata de hacerse de oro -nunca mejor dicho-, un viejo nativo que vive en la inmensidad de la selva ecuatorial -que ocupa el 90% de la colonia, por cierto- y un gendarme francés que tratará de resolver un asesinato. 

Dado que las cuatro aventuras acontecen en la misma región, Maripasoula, a lo largo de las casi 200 páginas del cómic conocemos el avance y evolución de la mayoría de personajes y protagonistas, con mayor o menor peso en según qué capítulo.
Es curioso ver cómo, a través de esta técnica narrativa, los autores nos muestran las cuatro "caras" de la Guayana francesa. Un fiel reflejo de la multiculturalidad y diversidad de habitantes que pueblan la región, debido en parte a las constantes colonizaciones que sufrió la región desde el siglo XVII. Así las cosas, los autores nos relatan diferentes formas de vida sobre un lienzo común, marcado por la escasez de recursos -ya sabemos cómo funcionan las colonias- e infraestructura y por los capataces en cubierto, que hacen y deshacen a su antojo.

Como colofón, un apartado gráfico a base de ceras y acuarelas maravilloso, que contrasta sobremanera por el preciosismo de algunas de sus viñetas con la crudeza de las historias. Y es que, desgraciadamente, la vida muchas veces nos devuelven ese cruel reflejo: la belleza de la Tierra, de la basta selva ecuatorial, en contraposición con la fealdad del hombre, que de todo se apropia y todo ambiciona.
El oro es un cómic que no debería pasar desapercibido. Por las enseñanzas que guarda. Por la labor periodística que supone. Por la riqueza que muestra. Y por la verdadera historia que relata.

La lectura enriquece el alma,

Dani S.