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martes, 10 de enero de 2017

METABARÓN 1 Y 2, EL REGRESO DE ESTA MÍTICA CASTA, DE MANOS DE JODOROWSKY, FRISSEN Y SECHER, PUBLICADO POR YERMO

Cuánto ha llovido desde el Incal... o desde La casta de los metabarones. Aunque la historia central de la familia de guerreros perfectos se haya en esta segunda obra, fue en el Incal donde aparecieron por primera vez.

Ahora, ocho años después de que Jodorowsky y Giménez concluyeran La casta, el guionista y psicomago chileno -entre otros muchos oficios- sirve de inspiración para Jerry Frissen y Valentin Sécher, que retoman este mundo y a su adalid, el Metabarón.


Cuando uno habla de tramas de una altura épica sin igual, el objetivo del villano de la historia suele estar bastante claro: conquistar el universo conocido y/o acabar con el héroe que se interpone en su camino. Metabarón sigue esta regla a rajatabla, y consigue su propósito con creces, pese a jugar en su contra la enorme sombra proyectada por unos antecesores como los descritos más arriba.

Wilhelm-100, el tecnoalmirante, y Khonrad, el antibarón, componen este nuevo díptico que nos trae de regreso ese mundo tecnológico, sádico y cruel que tanto habían echado algunos de menos, y podemos disfrutar de ello gracias a Yermo Ediciones.

Como decía en la cabecera, este Metabarón no partía de cero. Su predecesor le había dejado el listón muy, pero que muy alto, tanto a nivel gráfico como narrativo -y mira que no soy ningún fiero defensor de la trama de La casta de los metabarones, que me parece más repetitiva que los pimientos- y, sin embargo, ha conseguido lo que la mayoría de nosotros dudábamos: desmarcarse de papá y mamá y ofrecernos altas cotas de entretenimiento. Eso sí, el hijo ha heredado lo mejor de sus progenitores, esa crueldad y el poco valor que la vida tiene en este universo es algo que está más que presente en esta nueva incursión, y gran parte de ello queda muy bien reflejado en el personaje de Wilhelm-100, un villano como Dios manda.


Tengamos en cuenta que esto no es nada fácil en una saga de estas características. Partamos de la base de que los metabarones son una "raza" perfecta y, por ende, imposible de derrotar. Si a esto le añadimos que es el bueno de la peli, la cosa parecería carecer de interés en la medida en que uno ya sabe más o menos el final. Sin embargo, Frissen y Sécher inventan una trama con una idea tan loca como sorprendente, y su despiadado Wilhelm-100 cumple su rol a la perfección.

También quería decir en esta reseña -y aprovecho para desmentirlo- que puedes leer esta nueva saga sin haberte leido nada sobre los metabarones anteriormente. ¿Qué te vas a perder, que son una raza invencible y de guerreros perfectos del universo y que solo hay uno? Eso ya te lo dice este cómic. El resto, como diría aquel, es historia. Si te gusta lo que lees y quieres profundizar o te ha dado curiosidad por saber más sobre esta raza, búscate la Casta y léela, pero rotundamente no, no te hace falta saber nada del universo de Jodorowsky y Giménez para abordar este Metabarón.


Por último -o penúltimo-, también quería romper una lanza en favor de Sécher. Este dibujante es espectacular, eso ya lo demostró en Khaal, Crónicas de un emperador galáctico (reseñado AQUÍ), y efectivamente la mala suerte que tuvo fue la compañía que se buscó entonces, Louis. Mientras que aquella era ciertamente para olvidar, este Metabarón es todo un lujo, y es que cuando a un gran dibujante le acompaña una historia que merece ser contada, más vale sacar la cartera y soltar la pasta cuanto antes.

Ahora sí, por último decirte que este Metabarón es una historia autoconclusiva, aunque se trata de un primer ciclo. En Francia hay ya otro álbum publicado y, aunque Jerry Frissen sigue al frente del guión, muy a nuestro pesar Valentin Sécher le cede el testigo artístico a Niko Henrichon, el cual, oye, sabe dibujar un rato.

La lectura enriquece el alma,

Dani S.